Llegó la primavera, llegaron los días más largos, más templados y soleados, y vuelven las ganas de salir, de disfrutar al aire libre, de los paisajes, los aromas y los sabores del campo. Y también de sus historias, que tienen tanto que ver con la historia del país.
Aquí, de las más cercanas a otras más lejanas, 7 propuestas (en 14 pueblos) para conocer y disfrutar en un fin de semana de primavera.
118 km: Azcuénaga y Posta de Figueroa
En una caminata por el pequeño casco urbano de Azcuénaga, en el partido de San Andrés de Giles, hay que detenerse en la vieja estación de tren de dos pisos, el mural de adobe, la capilla Virgen del Rosario y el antiguo conventillo, además de su principal ícono: La Porteña, un edificio de 1920 que fue una sastrería y hoy aloja un reconocido restaurante, atendido por la bisnieta del primer propietario.
Azcuénaga -forma parte del programa Pueblos Turísticos de la provincia y ofrece distintas actividades- se abre paso cada vez más como polo gastronómico, y prueba de ello es que en la Avenida Pedro Terrén hay otros tres restaurantes de campo, en las que se acaba de celebrar una nueva edición de la Fiesta de la Galleta de Campo.
Muy cerca, vale la pena visitar la Posta de Figueroa, ubicada cerca del Camino Real, por lo que fue un punto estratégico, paraje para viajeros y refugio para simpatizantes federales.
El lugar -declarado Monumento Histórico de la Provincia- fue punto de encuentro de figuras de la historia:allí se reunieron varias veces Juan Manuel de Rosas y Facundo Quiroga; se alojó el ex gobernador de Santa Fe Estanislao López y pasó un general Paz que era llevado prisionero de Santa Fe a Luján.
Hoy en manos de los descendientes de la familia Figueroa, no abre para visitas.
Cómo llegar: de Buenos Aires a Azcuénaga son 110 km por Panamericana-RN8.De allí a la Posta, 8 km por camino rural.
145 km: Antonio Carboni y Ernestina
La inauguración de la estación de tren -en 1896– se toma como fundación del pueblo, en tierras donadas por Antonio Carboni. Al otro lado de las vías iniciaba la estancia La Concepción, de la familia Blaquier.
El principal tesoro del lugar es la parroquia La Sagrada Familia, cuya construcción fue dirigida por Alejandro Bustillo, responsable de obras icónicas como el hotel Llao Llao en Bariloche, el Complejo Bristol en Mar del Plata o la sede del Banco Nación en Buenos Aires.
Elba Dente y su marido, Carlos Zugasti, muestran la parroquia a los visitantes y cuentan su historia, que nace con el pedido de Silvestre Blaquier a su amigo Bustillo de que diseñara una capilla para el pueblo que nacía junto a la estación.
La Sagrada Familia inauguró en 1928, decorada con grandes frescos traídos de Europa y paredes que imitan la piedra; más tarde sumó un reloj que llegó de Francia y estuvo mucho tiempo sin funcionar hasta que Carlos logró repararlo.
Si encuentra la iglesia cerrada, en la puerta hay una clave de una red wifi y teléfonos para comunicarse con Carlos o Elba para que la abran. Frente a la estación hay un bar, y en el histórico almacén de Chochi se pueden comprar alimentos y productos varios.
A 20 km, tras pasar por Elvira y cruzar el río Salado, aparece Ernestina (partido de 25 de Mayo), con su iglesia neogótica de 1912, el Teatro Argentino de 1938 y el colegio Enrique Keen.
Y la sorprendente avenida San Martín, con palmeras llegadas de las islas Canarias y trazos del asfalto que la cubrió para el paso, en 1925, del entonces Príncipe de Gales, luego rey Eduardo VIII.
Cómo llegar. Carboni está a 125 km de CABA por autopista Ezeiza-Cañuelas, RN 205 hasta Lobos, RP 41 y RP 40 (19 km de tierra). A Ernestina, 20 km más por RP 40.
● Facebook: Reloj Parroquia
209 km: Vuelta de Obligado y El Paraíso
En Vuelta de Obligado, en el partido de San Pedro y a orillas del Paraná, un museo y un gran monumento recuerdan la famosa batalla del 20 de noviembre de 1845. Al lado hay una playa pública municipal con sombrillas y servicios.
De allí son 21 km hasta El Paraíso (partido de Ramallo), fundado en tierras donadas por terratenientes, crecido con la llegada del treny con una historia propia que contar, como las visitas que hacía Jorge Luis Borges de joven, quien llegaba en tren y desde la estación era llevado en carruaje hasta la estancia La Ribera, contratado por el poeta Francisco Soto y Calvo para trabajar en su biblioteca personal.
Ese casco de estancia ya no existe, pero sí el Castillo de Obligado, donde el escritor Rafael Obligado recibía a personajes como Bartolomé Mitre y Leopoldo Lugones, entre otras (no hay visitas actualmente).
Imperdible la parroquia Sagrado Corazón de Jesús, en el parque Dalmiro Rocco, la plaza principal y el restaurante instalado en un viejo almacén de ramos generales.
Muy cerca está el arroyo Las Hermanas, conocido como La Cascada, con un camping, y al otro lado, el hípico, donde se hacen cabalgatas.
Y en ambas puntas del recorrido, las ciudades de San Pedro y Ramallo, con hoteles, restaurantes y todos los servicios.
Cómo llegar: a Vuelta de Obligado son 188 km por autovía RN 9 y RP 1001. De allí a El paraíso, 21 km por Acceso Vuelta de Obligado y calle José de San Martín.
224 km: Pardo y Azul
Jorge Luis Borges iba a El Paraíso y también a Pardo, un pueblo del partido de Las Flores en el que su gran amigo y colega Adolfo Bioy Casares vivió parte de su vida, y al que definió como “mejor lugar del mundo”.
El abuelo del escritor, Juan Bautista Bioy, compró campos de Lino Pardo en 1835 y abrió una pulpería a la vera de la actual RN 3. En 1876 inauguró la estación de tren, y al lado, Bioy abuelo abrió la proveeduría El Sauce, ahora hotel Casa Bioy. Cuando Borges visitaba a su íntimo amigo, iba a hablar por el único teléfono del pueblo, en el almacén Lo de Lámaro, que sigue abierto.
El Museo Biblioteca Adolfo Bioy Casares, en la vieja estación de tren, recuerda aquellos tiempos con fotografías, libros y registros históricos como los del casamiento, en 1940, de Bioy con Silvina Ocampo, y una sala sobre la vida ferroviaria.
El proyecto Yamay -turismo social y ambientalmente responsable- propone cabalgatas, astroturismo, observación de aves y talleres.
Vale sumar a esta escapada una visita a Azul -a 80 km-, la “Ciudad Cervantina” de la Argentina, para completar un recorrido literario que tiene su cúspide en el Festival Cervantino, en noviembre.
Pero todo el año se puede admirar la gran colección de volúmenes del Quijote de la Biblioteca Ronco y la arquitectura de edificios como la Catedral, la Municipalidad, obras del arquitecto Salamone, como el pórtico del cementerio, y el Centro de Interpretación Salamone.
Cómo llegar: a Pardo son 224 km por autopista Ezeiza-Cañuelas y RN 3. De allí a Azul, 80 km por RN 3.
385 km: Nueva Plata y Pehuajó
A 16 km de la ciudad de Pehuajó y con unos 200 habitantes, Nueva Plata sorprende por su trazado urbano, similar al de la ciudad de La Plata: diagonales y avenidas que confluyen en la plaza central, Arzobispo Espinoza, en lo que es casi un homenaje a Pedro Benoit, quien ideó la capital de la provincia.
Nueva Plata fue fundada el 1º de diciembre de 1888 -6 años más tarde que la capital provincial- por el periodista Rafael Hernández y fue originalmente un centro agrícola en la estancia El Tata.
Ideal para caminar al solcito templado de la primavera y pasar por la capilla de San Rafael, donde los caminos circundantes invitan a escuchar el canto de los pájaros, o por diagonales rodeadas de añejos árboles. O hacer un picnic en arboladas plazas como Martín Miguel de Güemes y Atilio Lameiro.
Para alojamiento, restaurantes, tiendas y servicios, a 5 minutos está Pehuajó y su monumento a Manuelita sobre la ruta 5.
Cómo llegar: de CABA a Pehuajó son 364 km por RN 5. De allí a Nueva Plata, 16 km por RN 226.
405 km: Barker y Villa Cacique
A 5 km uno de otro, conforman un solo destino en los paisajes serranos del partido de Benito Juárez, 55 km al sur de Tandil.
Barker nació, como tantos pueblos, a partir de la estación del Ferrocarril del Sud, que inauguró en 1908 y lleva ese nombre en homenaje a un ingeniero de la compañía ferroviaria inglesa.
El origen de Villa Cacique, en cambio, tiene que ver con la minería, porque de las sierras cercanas se obtenía cal y laja, cada vez más demandados para la construcción a principios del siglo XX.
En 1905, la empresa San Llorenti y Cía. construyó hornos, un poblado -inicialmente La Calera-y una escuela, pero el impulso fuerte llegó en 1937, cuando todo fue adquirido por Loma Negra, que construyó la más moderna fábrica de cemento de Latinoamérica, y cerca de Barker creó un barrio para directivos y obreros: Villa Cacique.
La planta cerró en 2001 y el lugar se reconvirtió al turismo, con base en el paisaje serrano y las actividades al aire libre: cabalgatas, cicloturismo, trekking, y los paseos del Cristo de las Sierras y del Bosque.
Un sitio histórico es el antiguo bar y pulpería “El Cacique”, con sabrosas picadas y viejas estanterías con objetos de colección. Y está el Complejo Deportivo Municipal, con más de 30 ha parquizadas, lago, arroyo, espacio para deportes e instructores de tirolesa y escalada.
Cada febrero se hace aquí la Fiesta Provincial de la Frambuesa. Se pueden visitar las plantaciones, cosechar y comprar dulces y productos hechos con esta fruta.
Entre sierras y frambuesas, hay alojamientos: un hotel & spa, casas y cabañas y un camping en el Complejo del club Loma Negra.
Cómo llegar: de CABA a Barker son 405 km por autopista Ezeiza-Cañuelas, RN 3 hasta Las Flores, RP 30 hasta Tandil y de allí RP 74 y 80.
525 km: San Mauricio y América
Para quien busca sitios con historia: San Mauricio se fundó en el noroeste de la provincia, cerca del límite con La Pampa, con la perspectiva de que sería un lugar próspero en poco tiempo.
Su nombre proviene de su fundador, Mauricio Duva, que dio origen al poblado en 1884 y junto a su hermano Jacinto inauguraron el primer almacén, “el Nápoles”. Duva planificó el pueblo con una plaza y a su alrededor capilla, escuela, farmacia, destacamento policial, casa para su mayordomo y hotel.
Y el crecimiento llegó: San Mauricio fue el primer pueblo de la zona en tener energía eléctrica, y para 1910 sumaba ya 1.500 habitantes, pero poco después se decidió que la cabecera del partido de Rivadavia fuera América, 25 km al este.
Muchos pobladores migraron, y los pocos que quedaron debieron irse en 2001, por una inundación.
Hoy en San Mauricio viven 10 familias, entre edificios abandonados como las ruinas de la vieja iglesia, lo que quedó de la gran casa de Duva, el antiguo hotel, la estación, la plaza, la confitería donde se proyectaban películas y casas vacías.
La gente está en América (unos 12.000 habitantes), y también los alojamientos, restaurantes y servicios.
Allí, el Museo Histórico de Rivadavia exhibe los objetos que eran de la capilla de San Mauricio y hay otros puntos de interés, como el edificio de la Municipalidad, el enorme Parque Municipal, con espacios verdes, parrillas y piletas, o el Vivero Forestal Francisco P. Moreno, que en sus 354 ha incluye el bosque más importante de la provincia por su diversidad de especies.
Cómo llegar: de CABA a América son 525 km por Acceso Oeste y RN 7 hasta Junín, RN 188 hasta Gral. Villegas y RN 33.
Más historias
cuánto cuesta viajar a un hotel all inclusive en Brasil
Las herramientas de Google con Inteligencia Artificial que ayudan a organizar un recorrido turístico desde el celular
qué itinerarios hay, cómo son los barcos y cuánto cuesta