Cuando aterrizás en Tulum, una de las primeras cosas que identificás es que el aeropuerto huele a nuevo. Es que la terminal aérea se inauguró en diciembre pasado, como parte de la estrategia de esta localidad del estado de Quintana Roo, en México, para posicionarse como un destino completo en sí mismo, y no solo como un lugar de paso en la Riviera Maya.
Definitivamente, el destino se está poniendo a punto: por donde vayas, vas a encontrar obras nuevas en rutas, hoteles y locales. Tulum quiere que vengas. Y que te quedes.
Belleza natural
Ya desde el avión, el paisaje que se ve es despampanante. Los colores están plenos y brillantes: el verde de la vegetación, el celeste del cielo diáfano, el aguamarina casi turquesa del mar y el blanco de la arena clara.
Una vez en tierra, esa postal perfecta es especialmente evidente en el sitio arqueológico de Tulum, donde se preservan edificios y templos que datan del año 564 junto a otros más “modernos”, que probablemente se hayan construido entre los años 1200 y 1450.
De aquí también surge el nombre del destino: Tulum se traduce del maya como “muralla”, en alusión a las construcciones que prevalecen en este lugar.
Predominan hermosas vistas y el sector oriental delimita con un acantilado. Se entiende que haya sido elegido por la élite maya del momento. Si se suman iguanas y mariposas, es fácil pensar que estamos en el paraíso.
A media hora está la Reserva de la Biósfera de Sian Ka’an, un área natural protegida que se puede conocer a través de emprendimientos de ecoturismo, a cargo de poblaciones originarias que hablan maya yucateco y español.
Declarada Patrimonio de la Humanidad en 1987 por la Unesco, Sian Ka’an es una oportunidad para adentrarse completamente en la naturaleza. Particularmente, en la laguna de Muyil, donde se puede flotar por los canales naturales entre los manglares, sentir el agua clara y cristalina, observar aves acuáticas -como la garza tigre, que se posa y vuelve a nadar-, y disfrutar del más absoluto silencio.
Históricamente, el lugar fue utilizado por comunidades mayas como punto de conexión entre el mar Caribe y el continente.
Actualmente, el principal objetivo es resguardar la flora y la fauna autóctonas. Por eso está prohibido usar protectores solares y repelentes de mosquitos que no sean biodegradables.
Diversión en grupo
Las opciones no se terminan en la observación de naturaleza y la contemplación de bellos paisajes. También hay otras actividades, algunas de ellas más aventureras.
En el parque temático Xplor, por ejemplo, podés tirarte en tirolesas rodeadas de una vegetación muy tupida, descender desde 41 metros de altura por un enorme tobogán con un gomón, y hasta conducir un vehículo anfibio entre la selva.
Recientemente distinguido por Forbes Travel Guide, este lugar cuenta con una serie de circuitos dentro de cuevas milenarias, entre estalactitas y estalagmitas, que proponen atravesar ríos subterráneos nadando o en pequeñas balsas.
Todo el recorrido se hace con traje de baño y con unos cascos que te dan con la entrada. Además, es necesario usar calzado cerrado que se pueda mojar (recomiendan los aquashoes, que se pueden comprar en cualquier supermercado local o antes de entrar al complejo).
Para los fans de retratar cada momento, en distintos puntos de los juegos hay cámaras que se activan tocando un botón y permiten que te saques selfies sin necesidad de llevar a todos lados el celular. Una buena apuesta a la seguridad y comodidad del visitante.
Si toda esa actividad te deja con la lengua afuera, visitar la Cervecería artesanal Tulum seguro es una buena elección. No es como las mil y una que nos podemos encontrar acá, en el barrio de Palermo, ya que tiene una particularidad: sus productos están hechos con agua de mar que allí mismo se desaliniza mediante el proceso de ósmosis inversa y utilizando filtros orgánicos.
Si te interesa conocer este proceso, podés participar de una visita guiada por las instalaciones y hasta hacer tu propio blend en la Beer School de la cervecería. Y si ya estás con hambre, te esperan deliciosos platos, bien maridados con sus distintas cervezas.
Mundo all inclusive
El Caribe es un destino muy asociado con los hoteles all inclusive de lujo, con la típica pulserita que prueba que sos huésped y que deja su marca en el bronceado. En Tulum también los hay, pero no es la única alternativa de hospedaje; también se ven cabañas, hostales y hasta propuestas de glamping.
Una de ellas es el hotel boutique María del Mar, que se ubica en la zona hotelera del centro de la ciudad, y que no por ello resigna vistas. Cuenta con una pequeña playa privada rodeada de camastros, una pileta y un spa. Y también un coqueto restaurante llamado Mina, que ofrece platos típicos locales con pescados y jugos de fruta, y que se adapta al paladar internacional con opciones de pizzas y pastas.
Dentro del espectro de los resorts con todo incluido, Bahía Príncipe tiene varias opciones de hospedaje. Todas cuentan con acceso al mar, a hermosas piletas y una amplia selección de bares y restaurantes dentro del complejo.
En la Rivera Maya cuenta con los hoteles Gran Coba, Gran Tulum, Luxury Akumal y Luxury Sian Ka’an. Están pensados para experiencias diferentes. Por ejemplo, el primero está más enfocado a unas vacaciones familiares, con entretenimiento especial para los más chicos; mientras que el último es solo para adultos y tiene, a unos pocos pasos, dos campos de golf, de 9 y de 18 hoyos.
La comida mexicana ya ha atravesado las fronteras, es cierto; pero estando aquí, no hay que perderse la oportunidad de degustar los tacos locales. Además, al estar en la costa, hay muchos platos preparados con frutos de mar, en ceviches o tiraditos.
Para los que le temen al picante, una buena alternativa en el menú es la Cochinita Pibil, una receta típica de esta zona que se prepara con carne de cerdo adobada que se cocina en un horno de tierra, como una especie de curanto. Se puede comer sola o en tacos.
De todos modos, para quien no quiera atravesar la experiencia, no pasa nada: en las cartas de los restaurantes locales es muy común encontrar platos argentinos. La gran cantidad de coterráneos que están trabajando aquí o pusieron sus locales en la zona asegura la posibilidad de comer desde empanadas hasta milanesas a la napolitana, a metros del mar turquesa.
Todos los colores de Bacalar
En México se llama “pueblos mágicos” a las localidades con una rica historia, grandes atributos culturales y bellos paisajes naturales. Tulum es parte de este selecto grupo, y también Bacalar, a unos 200 km.
En el centro está el Fuerte de San Felipe, que comenzó a construirse en 1733 para protegerse de las invasiones piratas que robaban a las mujeres locales y el “palo de tinte”, un árbol autóctono que se utilizaba para extraer distintas tonalidades en la incipiente industria textil europea.
Ahora, la antigua construcción amurallada tiene un pequeño museo que recorre los distintos avatares de la ciudad, y desde lo más alto se puede observar la joya local: la Laguna de los Siete Colores.
Las diferencias en las tonalidades de la laguna se deben a la profundidad y a la presencia de estromatolitos -rocas vivas formadas por miles de bacterias-, que producen oxígeno y capturan dióxido de carbono a través de la fotosíntesis. Una maravilla natural que se encuentra en pocos lugares del mundo.
En este espejo de agua conviven espacios en los que se puede caminar y nadar sin problema; y cenotes -muy característicos de esta región de México- con hasta 90 metros de profundidad, que requieren mayor preparación y equipamiento.
Se pueden hacer tours con barcos y veleros para recorrer sus casi 50 kilómetros de longitud, rodeados de manglares, y también practicar deportes acuáticos.
Además, hay barcos “de fiesta”, con música que suena a alto volumen y circulación de bebidas alcohólicas, pero para eso también hay que enfrentar la mirada inquisidora de los locales.
Sobre la costa, con muelle propio, se encuentra Amainah, un hotel solo para adultos de 16 habitaciones, con vistas privilegiadas, un bar para disfrutar de unos buenos tragos y distintas áreas de relajación para compartir en pareja o con amigos.
El camino de regreso al aeropuerto vuelve a impactar con las obras en construcción, como la muy esperada del Tren Maya, un proyecto que busca conectar el sureste mexicano e impulsar la economía local.
El tren ya funciona en parte del recorrido, que comienza en el estado de Chiapas y atraviesa Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo. Las estaciones en Bacalar, el centro de Tulum y el nuevo aeropuerto son parte del proyecto.
Los vagones tienen asientos cómodos, grandes ventanales para observar el paisaje y camarotes para recorrer largas distancias.
Más oferta, más opciones y más actividades: Tulum, definitivamente, quiere que te quedes.
MINIGUÍA
● Copa Airlines vuela todos los días de Buenos Aires a Panamá, y de allí tiene vuelos aTulum los lunes, miércoles, viernes y domingos, desde US$ 907,27 ida y vuelta. Se puede aprovechar el programa Stopover para quedarse unos días en Panamá, por el mismo precio.
● El Aeropuerto Internacional Felipe Carrillo Puerto se encuentra a 20 km de Tulum. Para trasladarse se pueden usar taxis y buses, pero no apps de movilidad como Uber.
● María del Mar Boutique hotel & spa: habitación doble con vista a la selva, US$ 204 por noche (mariadelmar tulum.com).
● Bahía Príncipe:en el hotel Gran Coba, desde US$ 84 por noche por persona; en el Luxury Sian Ka’an, desde US$ 95;en Grand Tulum, desde US$ 99; enLuxury Akumal, desde US$ 112 (www.bahia-principe. com/es/hoteles-en-riviera-maya)
● Amainah: habitación doble con vista a la laguna, US$ 314 por noche (amainah.mx).
● Parque Xplor Fuego: entrada, US$ 130 para adultos y US$ 97 para niños de 5 a 11 años (www.xplor.travel).
● Tour de Sian ka’an: Community tours.El paseo guiado con flotación por la laguna de Mujil cuesta US$ 130 para adultos y US$ 120 para menores de 12 años, partiendo de Tulum (www.siankaan tours.com.mx).
● Tour en Bacalar: Adventure Lab. El recorrido en barco de 2,5 horas tiene un costo de US$28 por persona (adventurelab.mx/ase).
cptq.mx (Consejo de Promoción Turística de Quintana Roo).
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