La irresistible atracción de los restaurantes de campo tiene sus mejores argumentos en el sabor único de las picadas de fiambres, las empanadas, los platos caseros y, claro, el tradicional asado.
Pero eso no es todo: la sobremesa puede ser un buen momento para indagar a los dueños de casa sobre la función que cumplía el salón comedor antes del boom de los pueblos gastronómicos. Así surge el relato de una historia previa que suele cautivar el interés de los comensales.
En su mayor parte, los establecimientos que funcionan en construcciones centenarias tomaron la posta de bares de tragos o almacenes de ramos generales, una referencia esencial para los pobladores rurales.
Pero, además, algunos lugares que ahora ofrecen exquisitos platos típicos fueron reacondicionados en antiguos talleres de oficios, fábricas o negocios de rubros diversos.
Aquí, los protagonistas y sus especialidades, que dieron vida a la etapa anterior de nueve restaurantes de campo de la provincia de Buenos Aires. Y también los precios, para sacar cuentas y deleitarse con un almuerzo criollo en un ambiente bien familiar y con historia.
1) La fábrica de lácteos de Gándara
Allí donde el flamante restaurante y cafetería La Pulpería de Gándara ofrece sus exquisitas medialunas de jamón y queso, sándwiches, pastafrolas, empanadas, pinchos de tortilla, fernet, vermú y vinos funcionó una de las fábricas más florecientes del país.
Virginia Costa Soto y Sebastián Capiello crearon su emprendimiento en el antiguo comedor de la abandonada planta de productos lácteos Gándara -muy reconocida por la calidad de su dulce de leche, leches y yogures-, que dejó de funcionar en 2003.
El atractivo de este lugar se suma al convento San José -diseñado por el arquitecto Alejandro Bustillo y abandonado desde 1974- y la capilla Nuestra Señora del Rosario, construida en 1938.
El sector donde desayunaban y almorzaban los operarios era conducido por los padres de Costa Soto. Ella y su esposo se entusiasmaron con la idea de abrir un restaurante para vecinos y turistas una vez que inauguraron sus cabañas Refugio El Vergel, en enero de 2021.
Para concretar ese proyecto contaron con un gesto clave por parte de Juan Ignacio Castoldi, el dueño de Atalaya, quien les donó sillas, mesas, hieleras y vajilla originales del legendario parador.
Dónde informarse. @pulperiagandara
2) La sastrería de Azcuénaga
El viaje de Eduardo Capecci desde Varano (Italia) hasta Argentina resultó determinante para los vecinos de Azcuénaga. El inmigrante italiano llegó en 1907, aprendió el oficio de sastre en la ciudad de Buenos Aires y y veinte años después abrió una sastrería en ese pueblo del partido de San Andrés de Giles.
La principal especialidad del pionero eran los trajes, que vestían los vecinos y los peones de campo, que llegaban en tren o a caballo. Una vez que contaban con su ambo, los clientes tenían la costumbre de retirar el conjunto de saco, chaleco y pantalón, guardados a su nombre, de un enorme perchero, cada vez que se disponían a asistir a una fiesta, un velatorio o una reunión familiar en el pueblo.
Cuando esa vestimenta clásica pasó de moda, el abuelo de Analía Capecci -la actual dueña de la sastrería reconvertida en el restaurante de campo La Porteña- y sus hijos Miguel y Hugo se dedicaron a confeccionar ropa de campo, asistidos por la abuela modista y bordadora.
El comedor fue adaptado en cuatro habitaciones de la antigua casa y sastrería. En una estantería y un mueble vidriado se exhiben tijeras, planchas a vapor y escuadras y metros de madera que remiten a la época fundacional.
- Cuánto cuesta. Entrada de empanada y escabeches, pastas y postre, $ 16.000; el mismo menú con tabla de fiambres, $ 18.000.
- Dónde informarse. (02325) 15424334 / 491-019 / la.portena@gmail.com / Facebook: Restaurante “La Porteña”.
3) El taller del carpintero de Abbott
De forma inequívoca, el nombre del restaurante La Carpintería elegido por sus socios fundadores -un ingeniero agrónomo, un abogado y representante de artistas y un vecino de este pueblo del partido de San Miguel del Monte- remite al taller que tenía el carpintero Guillermo Míguez, experto en el arte del tallado de madera y herrería.
Equipado con martillo, garlopa, gubia y cepillo, el carpintero de Abbott se especializó en la fabricación de muebles rústicos. Todas las piezas de chapa, hierro y madera (como las mesas, puertas y pisos de tarima) del actual comedor son obras de Míguez.
Cuando llegó la hora de la reconversión de la casa en restaurante, el afamado carpintero se transformó en el asador y especialista en platos al disco del restaurante.
- Dónde informarse. (152) 3226210 / estudio@danielfeito.com.ar / Facebook: La Carpintería de Abbott.
4) La estación de tren de Gouin
Las mesas del restaurante de campo La Estación están dispuestas sobre el andén y las salas de la antigua parada del ramal G del Ferrocarril Belgrano Norte, que desde 1908 hasta la clausura, en 2002, unió las estaciones Buenos Aires y Rosario para transportar pasajeros, carga, encomiendas, hacienda y envíos del telégrafo.
El edificio de estilo francés fue construido por la Compañía General de Ferrocarriles y actualmente es cuidado por la Asociación Amigos del Belgrano, cuyos miembros suelen recorrer la vía en zorra.
Mientras disfrutan del almuerzo en el andén, la Sala de Espera, el sector de encomiendas o la Oficina del Jefe, los comensales del restaurante tienen la posibilidad de apreciar el impecable estado de una boletera, la cartelería, un telégrafo, muebles, escritorios y la advertencia de un cruce peligroso.
- Cuánto cuesta. Tenedor libre de entrada de fiambres, empanada, asado, pastas, postre y café, $ 25.000; gaseosa de un litro, $ 2.500; de 4 a 12 años, $ 12.000.
- Dónde informarse. (02273) 15405241 / (02273) 15427387 / Facebook: Nuevo restaurante La Estación, Gouin.
5) El stud de Castilla
Hasta 2016, cinco años antes de que el restaurante de campo El Stud imprimiera un incipiente perfil turístico a Castilla, en el partido de Chacabuco, Juan Cruz Ontiveros -el hermano de Noelia Ontiveros, dueña del comedor junto a su esposo Mariano- era el encargado aquí de un stud de caballos de carrera.
El entrenador preparaba sus ocho animales para que participaran de carreras de cuadrera en los pueblos de la zona y en competencias más exigentes en el Hipódromo de Palermo, en la ciudad de Buenos Aires.
Tres de los originales boxes fueron reacondicionados como habitaciones para hospedar turistas.
Tanto en el parque como en una estantería del salón, los visitantes pueden toparse con piezas representativas de esa etapa anterior, como tacos de polo, bochas, remeras, herraduras, el freno que usaba el papá de Noelia cada vez que montaba y hasta un tarro lechero.
- Cuánto cuesta. Menú libre de entradas, plato principal y postre, $ 20.000; de 5 a 12 años, $ 10.000.
- Dónde informarse. (02324) 15473214 / (02352) 15529215 / elstud_@outlook.com / www.el-stud-restaurante-de-campo.negocio.site
6) La fábrica de cerveza de Uribelarrea
Las especialidades típicas de la gastronomía alpina incorporadas al menú de La Uribeña, en Uribelarrea -partido de Cañuelas- tienen directa relación con la etapa anterior a la apretura del restaurante de campo.
Entre 2006 y 2010, aquí funcionó la fábrica de cerveza del pueblo, el lugar indicado para deleitar el paladar con variedades de rubia Pilsen, roja IPA y africana, entre las más pedidas por los clientes.
Enrique Rey había empezado su emprendimiento sin muchas pretensiones, con un equipo apto para producir hasta 60 litros semanales, pero pronto se vio obligado a reconvertirlo para una capacidad de 300 litros.
De a poco, los clientes recomendaban al dueño que sumara comida y picadas de campo a su propuesta. La atinada sugerencia fue clave para la apertura del comedor. La producción de cerveza La Uribeña no se detuvo y hoy llega a 1.200 litros.
- Cuánto cuesta. Picada para 4, $ 20.000; salchicha con chucrut, panceta y papa, con bebida, $ 15.000; pastas con salsa o pollo al disco y bebida, $ 15.000; chopp de cerveza artesanal, $ 3.000.
- Dónde informarse. (02226) 15474343 / 493-001/101 / (02227) 15413753 / leonel4rey@gmail.com / Facebook: Cerveza La Uribeña. IG: @lauribenaparrilla
7) La panadería de Tomás Jofré
En el centro del polo gastronómico de Tomás Jofré, el restaurante de campo Santa Victoria se destaca por sus carnes asadas, las pastas caseras y el inigualable sabor del salame mercedino.
Pero la historia de la casona arranca ya en los tiempos fundacionales del pueblo, cuando aquí se alojaban los encargados de los campos que tenía en la zona el terrateniente Jorge Born.
En los años 50, la propiedad fue adquirida por el abuelo de Mauricio Puricelli Goyo -el actual dueño del comedor-, que abrieron la panadería de este pueblo próspero -entonces agrícola y ferroviario- del partido de Mercedes.
Junto a la venta de pan, la familia Puricelli Goyo aprovechaba los frutos de los parrales de su huerta para producir y comercializar vino tinto, al que añadieron la variedad patero, lograda con cepas de uva chinche.
- Cuánto cuesta. Entradas, pastas, parrillada, ensaladas, postre, bebida y café o té, $ 23.000; de 4 a 9 años, 50%.
- Dónde informarse. (02324) 15530304 / santavictoriareservas@hotmail.com / www.santavictoriadejofre.com / Facebook: Santa Victoria de Tomás Jofré. IG: santavictoriadejofre
8) La carnicería de Carlos Keen
El salón principal de Margarita Mía -la nueva versión del histórico restaurante de campo Angelus- era parte de la carnicería de Carlos Keen, que funcionó en esa casona de ladrillo a la vista, a un costado de la iglesia San Carlos Borromeo, en el partido de Luján, desde 1965 hasta 1995.
Una pared separaba entonces el local comercial de la habitación del dueño, a quien ayudaba su sobrino. Esa medianera fue demolida para ampliar la capacidad del comedor.
En el amplio parque de la parte de atrás de la construcción -donde ahora se instalan algunas mesas de los comensales, cuando el clima es agradable-, el carnicero Tito De Chicco había dispuesto los corrales y el sector de faenado de sus cerdos y vacas.
- Cuánto cuesta. Entrada de fiambres, ensalada, empanada y parrilla al asador y pastas libres, $ 17.500; de 5 a 10 años, 50%.
- Dónde informarse. (02323) 15524575 / 15534418 / yanelfarias0103@gmail.com / Facebook: Margarita Mía. Instagram: @margaritamia_restaurant
9) La modista de Villa Ruiz
Entre las centenarias paredes y el original piso de ladrillos del restaurante de campo La Pulpería de Ruiz, Carolina Garate rescata pinceladas del trabajo cotidiano de Josefina Choulet, la costurera de Villa Ruiz, especialista en arreglos y confección de ropa a medida.
Es tan vívido el recuerdo de los vecinos acerca de esa mujer hábil para coser durante varias horas sin interrupciones con una o dos agujas de crochet en su casa tipo chorizo, que la actual dueña del comedor decidió aprender el oficio de modista con una legendaria máquina Singer a pedal.
La marca imborrable que dejó “doña” Josefina hasta su muerte en los años 90 en este pueblo del partido de San Andrés de Giles se extiende al reconocido oficio de su esposo José Ferrari, un eximio carpintero de carruajes.
- Cuánto cuesta. Canelones de conejo, $ 10.000; empanada de carne de osobuco, $ 2.000; pastel de carne de pato, $ 11.000; picada de embutidos y curtidos caseros para dos, $ 10.000.
- Dónde informarse. (02323) 15447842 / @lapulperiaderuiz
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